¿Una taza de café antes de irte? ☕. Juro que no se está tan mal en este andén.

sábado, 27 de septiembre de 2014

De cómo la película más perfecta acabó con un roto y una historia a medias.

Podría decirte cómo fue el disparo, la bala y el diámetro exacto de la herida.
Podría contarte quién nos vio felices, y también encharcados. 
Podría escribirte versos que no nos dijimos y besos que no fui capaz de darte.
Sin embargo no podría ver mi cara en ese momento exacto, ni sentir la tuya. 


Es posible que las historias a medias
tengan menos sentido en el desarrollo que en su final; 
pero cuántas horas, minutos y segundos intenté escucharte,
esperando oír esa frase tan típica de los cuentos infantiles 
y que hasta que no oyes no eres capaz de cerrar los ojos y dormir. 

He vivido meses de intentos, manos huecas 
y centrifugadoras en vez de cabeza. 
He sabido que a veces querer no es poder 
y que ser fuerte implica tener miedo. 
Me he tatuado a conciencia eso de que ganaré una vez haya perdido,
que tocar fondo con el mundo no es tan malo 
si contigo misma no hay batallas.

No era querer a medias, sino acuestas.
Arrastre, erosión, conformismo.

Ojalá algún día no nos remordamos por dentro 
sabiendo que no pudimos escribir más. 
Ojalá que me perdones por intentar ser feliz 
lejos de lo que me oprime, 
y ojalá algún día sea capaz de mirarte con los ojos del presente.


Ya que no pudimos, ya que no puse un "y aparte", me toca a mi ser la del .

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