¿Una taza de café antes de irte? ☕. Juro que no se está tan mal en este andén.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Hasta desfallecer

¿Nunca has sentido ese sentimiento de ahogarte entre tus propios pensamientos?
¿Nunca has soñado que él volvía a acariciarte la mano? Que volvía a acariciar tu mejilla, a recogerte ese mechón de pelo que siempre se escapa del flequillo... Que volvía a besarte.
Como la primera vez que tus labios se encontraron con los suyos, con sed del otro.
Que volvía a jugar con su dedo por tu espalda, como si nunca lo hubiese hecho.
Y sonríes, soñando. Porque no es más que eso, un sueño. Un sueño que quieres que siga ahí, que no se esfume. Pero acabas despertando, y tu sonrisa se la queda el sueño, igual que se queda con las primeras imágenes de él, puesto que las últimas todavía se revuelven por tu cabeza.
Se ha ido. Se ha ido el sueño, se ha ido él.
Sé que ahora te gustaría gritar su nombre mientras te sujetas la cabeza para no desfallecer. Pero te callas, y algo dentro de ti te dice que se acabó. Y solo esa lágrima que no tuvo más remedio que caer y tú, sabréis que en ese momento te morías por amarle.
Y con las mínimas ganas, y por no caer, le das una oportunidad al mundo. Y abriendo la puerta de tu cuarto das un paso dejando la cama desecha y el sueño durmiendo allí.

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